Claves para acompañar la transexualidad en la escuela
Consideraciones sobre la escuela como un entorno seguro para que los niños puedan crear y desarrollarse como lo que son
2. Si hay instalaciones en el centro segregadas por sexo, como los aseos y los vestuarios, habrá que garantizar el acceso y uso de las instalaciones a cada cual según su sexo. Lo mismo si se realizan actividades diferenciadas por sexo o si en el centro se usa un uniforme diferenciado.
3. Si el niño o la niña ha decidido cambiar su nombre, el personal del centro deberá usar ese nombre en todas las actividades docentes y extraescolares que se realicen en el centro, y se adecuará toda la documentación administrativa para que figure ese nombre elegido.
4. Cuando se está dando el proceso de tránsito, es fundamental realizar un plan integral de formación que abarque a toda la comunidad educativa: profesorado y personal administrativo y de servicios, madres y padres, alumnado.
La formación y asesoramiento debería ser proporcionada por profesionales de la sexología con conocimiento específico de la realidad de la transexualidad en la infancia, coordinados con los responsables educativos y familiares del niño o de la niña, y adecuándose siempre a las necesidades de la singularidad de cada caso.
5. La escuela no puede seguir transmitiendo conocimientos erróneos.
Hasta ahora, se les ha enseñado desde muy pequeños a los niños y niñas la siguiente ecuación: “niño=pene, y niña=vulva”. Los profesores no pueden seguir diciendo: “Los niños tienen pene y las niñas tienen vulva” sin hablar de las excepciones y de los hechos de diversidad. Porque esas afirmaciones no sean correctas y condenan al sufrimiento a las niñas que tienen pene y a los niños que tienen vulva. Les condenan a no poder ser.