Podemos observar cómo se está dando un cambio en las imágenes que se usan para ello, generando un cambio de paradigma en el imaginario asociado a la transexualidad en la infancia.
Cambio en el imaginario asociado a la transexualidad en la infancia
En este tiempo de cambio en el que la transexualidad infantil empieza a ser pensable, y además visible, cobran especial relevancia las representaciones de la misma que se van haciendo.
Estas dos ilustraciones simbolizan este cambio de paradigma
La ilustración A fue muy usada hasta hace un par de años en las redes sociales para acompañar noticias, cursos o artículos sobre transexualidad infantil.
Una imagen gris que nos muestran un rincón oscuro; que expresa el deseo de que las cosas pudiesen ser de otra manera; que transmite soledad, incomprensión, exclusión… Imagen que ilustraba las historias de esas niñas y de esos niños que no podían ser quienes eran, que no podían ser. Que sólo podían soñar en ser ellas y ellos mismos en un rincón con lágrimas en los ojos, mientras debían seguir atrapados en el disfraz que les imponía la sociedad.
Ilustración:
autoría desconocida
La ilustración B corresponde a la campaña de Chrysallis Euskal Herria de enero de 2017 “Hay niñas con pene y niños con vulva”.
Una imagen que además de verse en grandes carteles en el metro de Bilbao y en las marquesinas de los autobuses de Pamplona, Vitoria, San Sebastián y Bilbao, recorrió todo el planeta a través de internet y las redes sociales. Una imagen luminosa que nos muestra cuatro niñas y niños desnudos, corriendo por la naturaleza, a plena luz del día, corriendo de la mano y sonriendo. Aunque habría que preguntárselo para confirmarlo, vemos una niña con vulva, un niño con vulva, una niña con pene y un niño con pene. Sonriendo y de la mano.
Ilustración:
Campaña de ChrysallisEH (2017) / Ilustración: Kepa Orbe
Nuevo tiempo en el que ya nos encontramos
La imagen de la campaña “Hay niñas con pene y niños con vulva” ilustra el nuevo tiempo en el que ya nos encontramos y en el que estamos conociendo la primera generación de niñas y niños en situación de transexualidad que están pudiendo vivir su infancia con su identidad sexual respetada y aceptada, y que están pudiendo dedicarse a lo que debería hacerse en la infancia: correr y trepar, jugar, sonreír, aprender… Niñas y niños que pueden ser quienes son. Que no se avergüenzan de sí mismos, que no se esconden. Que se muestran tal como son. Que van creciendo junto a sus amigos y amigas.
Esto no significa, ni mucho menos, que todos los niños y niñas en situación de transexualidad estén pudiendo vivir felices con su identidad aceptada. De hecho, podemos suponer que la mayoría de ellos y ellas no han tenido todavía la suerte de que sus padres y madres les puedan comprender y escuchar, siguen viviendo en la negación y están sufriendo.
Y es que, en realidad, estas dos ilustraciones dibujan el pasado y el futuro, de dónde venimos y hacia dónde vamos, mostrando el cambio de paradigma que afortunadamente estamos viviendo: de la negación de la identidad sexual expresada a la aceptación, el acompañamiento y el cultivo de la misma; de la exclusión a la inclusión; del sufrimiento al bienestar; de la tristeza a la alegría…
Nos encontramos en un nuevo tiempo. Un tiempo que nos ofrece una realidad que hasta ahora no se había dado: niñas y niños que expresan que su sexo no es el que se les suponía y son escuchados, se les acepta su identidad sexual y se les acompaña desde el respeto y el cariño.
Por tratarse de una realidad nueva, sería importante que hiciésemos un acto de humildad y reconociésemos que hasta hace muy poco tiempo no sabíamos casi nada sobre la transexualidad en la infancia y que ahora que empezamos a saber algo, lo que sabemos aún es muy poco. Que, sobre todo, tenemos mucho que aprender. Y el conocimiento va a ser fundamental, porque la principal causa de la negación de la transexualidad es el desconocimiento de la misma.