Si en la escuela hay baños para chicas y baños para chicos… ¿a qué servicios irán las niñas pelirrojas? ¿Y las niñas de piel morena? ¿Y las niñas zurdas? ¿Y las niñas que tienen pene? La respuesta no es difícil, ¿no? Claro que esto quizás nos lleve a cuestionarnos para qué imponemos, por medio de la organización de los baños, la separación entre niñas y niños (de verdad, ¿para qué?). Pero esa es otra historia, otro camino que más pronto que tarde habrá que recorrer. Eso sí, va a ser muy importante no mezclarla con el abordaje de la transexualidad. Porque en la mayoría de los casos, los niños que tienen vulva, y las niñas que tienen pene, no demandan baños no segregados. En la mayoría de casos, lo que quieren es poder ir, ellas a los baños de chicas, y ellos a los de chicos. Como cualquier otro chico o chica. Como todos los demás chicos o chicas.
Si los vestuarios y las duchas están diferenciados por sexos, ¿en qué vestuario entraran los chicos que hacen ballet? ¿Y los chicos que tienen gafas? ¿Y los chicos que tienen vulva? Será muy importante, claro, que a nadie se le obligue a mostrarse desnudo delante de los demás. Porque la desnudez en los vestuarios llevará a una vivencia positiva del cuerpo sólo si esa desnudez no es impuesta. Y en el caso de los niños con vulva, y de las niñas con pene, deberemos reflexionar sobre cómo acompañar con el mayor de los cuidados esas situaciones, porque pueden resultar, para ellos y ellas, difíciles de afrontar.