Contexto social de negación de la erótica
Si bien estamos avanzando en el reconocimiento de su identidad sexual, a los hombres y mujeres en situación de transexualidad se les ha negado socialmente su dimensión erótica. El ámbito erótico de sus vidas ha quedado relegado como un tabú. La posibilidad de desear y ser deseado o deseada, de establecer relaciones de pareja, de disfrutar con y de los genitales propios (pues se ha asumido un conflicto con ellos por defecto, que se debe solucionar mediante operaciones)… ha permanecido fuera de lo imaginable, fuera de lo posible.
Quienes han sentido atracción por personas en situación de transexualidad han sido cuestionados en su orientación del deseo. Sobre todo los hombres que se relacionan eróticamente con mujeres transexuales a menudo han ocultado y se han avergonzado de éstas relaciones, ya que la sociedad cuestionaba su propia masculinidad.
Vivimos además en una sociedad que impone un patrón para el encuentro de los amantes, estableciendo la cópula como único modelo válido, lo que exige la existencia de un pene penetrador y una vagina penetrable. Una sociedad que considera las prácticas activas como «de hombres» y las prácticas pasivas o receptivas como «de mujeres». Y que asocia algunas prácticas a ciertas orientaciones del deseo (por ejemplo asociando la penetración anal a la homosexualidad masculina).