En las escuelas, hasta ahora, se ha enseñado desde muy pequeños a los niños y niñas la siguiente ecuación: “niño=pene, y niña=vulva”, a través de fichas de anatomía con siluetas que muestran un niño y una niña. Y se les ha dicho que “los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”. Es más, se les ha explicado que los niños son niños porque tienen pene, y las niñas son niñas porque tienen vulva. Y de esta manera, por supuesto, se ha transmitido un conocimiento erróneo. Tanto como decir que el sol se mueve alrededor de la Tierra.
Transmisión de conocimientos
Es necesario hablar de los hechos de diversidad sexual en las escuelas para no transmitir un conocimiento erróneo
La observación simplista de lo mayoritario lleva a engaño
Pues aunque la observación a través de nuestros sentidos nos pueda hacer pensar que el sol se mueve, hace ya mucho tiempo que tenemos conocimiento suficiente para saber que es la Tierra la que se mueve, en su movimiento de rotación, generando esa percepción.
Aunque pueda ser muy poético decir que el sol atraviesa el cielo, tenemos muy clara la importancia de la correcta transmisión del conocimiento en nuestras escuelas. Hablando de astronomía, o de cualquier otro tema. Y en relación a la identidad sexual y los genitales, la observación simplista de lo mayoritario lleva a engaño.
La escuela no puede transmitir conocimientos erróneos. El profesorado no puede seguir diciendo: “Los niños tienen pene y las niñas tienen vulva” sin hablar de las excepciones y de los hechos de diversidad. Y no solo porque esas afirmaciones no sean correctas desde el punto de vista del conocimiento. Hay un motivo aún más grave. Esas afirmaciones condenan al sufrimiento a las niñas que tienen pene y a los niños que tienen vulva. Les condenan a no existir. A no poder ser. A no poder vivir.
Será necesario descartar aquellas fichas de anatomía con conocimiento erróneo y empezar a usar recursos didácticos que recojan conocimientos correctos y que integren los diferentes hechos de diversidad.