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De la ignorancia al conocimiento

Historia reciente y cambio de paradigma en la comprensión y el acompañamiento de la transexualidad infantil y juvenil

Hasta hace muy pocos años la transexualidad infantil, es decir, la existencia de niñas con pene y niños con vulva, no solo era invisible, sino que además era impensable

No se hablaba de ello porque, en realidad, ni siquiera había capacidad de pensarlo. Por ello, nadie sabía interpretar lo que estos niños y estas niñas expresaban. Es más, se les hacía callar, se les corregía, e incluso se les castigaba. Y por supuesto sufrían. Crecían sin poder ser quien eran, encerrados en el disfraz que se les había impuesto.

La transexualidad, en todo caso, era considerada una cosa de adultos. Vista como una enfermedad mental, como un delirio, como un vicio, como una perversión. Confundida con el travestismo y la homosexualidad. Asociada a la prostitución, a las drogas… Cuestiones que nada tienen que ver con la infancia y que, en realidad, nada tendrían que ver tampoco con las personas adultas transexuales si no fuese por el hecho de que la sociedad las ha marginado, discriminado, rechazado.

Se les ha echado de casa, se les ha dificultado el acceso al trabajo, se les ha insultado y agredido, se les ha asesinado. Se les ha negado su identidad una y otra vez. Las vidas de las mujeres y hombres transexuales han estado llenas de sufrimiento.

Hay un dato estadístico que a las madres y padres de niñas y niños en situación de transexualidad nos interpela y nos aterra: la tasa de intentos de suicidio entre adultos transexuales es del 41% (mientras que entre la población general es de un 1,6%). Casi uno de cada dos ha intentado suicidarse alguna vez en su vida. Terrorífico. Cuando echan la vista atrás, estos hombres y mujeres transexuales que hoy son adultos nos hablan de infancias perdidas.

“Busqué a personas transexuales adultas para hablar con ellas. Les hacía sólo dos preguntas: ‘Desde cuándo lo sabes y cómo fue tu niñez’. Todos me respondían que desde siempre y que sus infancias fueron terribles. Yo no quería eso para mi hija.”

Hoy en día estamos conociendo ya la primera generación de niñas y niños en situación de transexualidad que está pudiendo vivir su infancia con su identidad sexual respetada y aceptada

Afortunadamente para quienes ahora son niñas y niños, hoy en día ya podemos pensar esta realidad, comprenderla y, por lo tanto, acompañarla. De hecho, estamos conociendo ya la primera generación de niñas y niños en situación de transexualidad que está pudiendo vivir su infancia con su identidad sexual respetada y aceptada. Y estamos viendo que esas niñas y niños sonríen, juegan, crecen…

Hay ya investigaciones que corroboran lo que las familias que han decidido acompañar a sus hijos e hijas están observando: cuando se acepta su identidad, los indicadores de calidad de vida de estos niños se asemejan a los de cualquier otro de su misma edad. Y esto empieza a dibujar una conclusión que cada vez parece más clara: el sufrimiento no lo ocasiona su condición, sino la negación de la misma.

Los cambios que se están dando en los últimos años abren un nuevo tiempo. Estamos pasando de la ignorancia al conocimiento. De la negación a la aceptación. De las lágrimas a las sonrisas. De la oscuridad a la luz. Estamos entrando en un nuevo tiempo, un tiempo en el que estas niñas y niños van a poder vivir sus vidas como el resto de niños y niñas. Estos cambios se están produciendo a un ritmo vertiginoso: en el Estado español han sucedido en menos de 10 años.

Por supuesto, hay un precursor de estos cambios, que es la lucha realizada en las anteriores décadas por los hombres y mujeres transexuales adultos, lucha que se desarrolló con mucha dificultad puesto que encontraron muy poco apoyo social.

Habría que subrayar el movimiento internacional Stop Trans Pathologization que en la última década ha puesto en la agenda pública la necesidad de despatologizar la transexualidad, sacándola como trastorno mental de los manuales diagnósticos y reclamando la dignidad que se les debe a las personas transexuales. Otro elemento facilitador han sido los avances sociales conseguidos tanto por el movimiento homosexual como por la lucha feminista.

Salto histórico para la comprensión

¿Qué ha hecho que en el Estado español en menos de 10 años se haya dado un salto que seguramente podemos denominar como “histórico”?

Hay dos elementos claves que lo han hecho posible. Por un lado, el desarrollo de una conceptualización sexológica que posibilita comprender la identidad sexual y los hechos de diversidad sexual. Y, por otro, la irrupción de familias que además de escuchar a sus hijas e hijos, deciden unirse, establecer redes y crear asociaciones de familias.

La conceptualización sexológica

La conceptualización sexológica se la debemos a Efigenio Amezúa, director del Instituto de Sexología Incisex de Madrid, quien ha desarrollado un marco teórico, pionero en el ámbito internacional, para comprender el hecho sexual humano, que posibilita entender y explicar lo que sucede a los seres humanos por el hecho de ser sujetos sexuados. Hay una idea muy sencilla que es clave para empezar a entender la realidad de estas niñas y niños: “Una cosa es lo que se tiene y otra cosa es lo que se es”.

La creación de las redes de familias

La creación de las redes de familias ha sido el motor de este cambio histórico. Es de subrayar la importancia que tuvo en ello la gran labor que realizó Eva Witt, quien, tras constatar que no existía apenas información ni apoyo para acompañar el tránsito de su propio hijo, se puso en marzo de 2012 a ayudar a otras familias que lo necesitaban, al principio de Andalucía y muy pronto de todo el Estado español.

Cuando había ya atendido a más de 100 familias, puso en marcha en junio de 2013, junto a unas pocas de aquellas familias, la Asociación estatal de familias de menores transexuales Chrysallis, lo que supuso el inicio de un movimiento que ha resultado revolucionario. Esta asociación ha crecido de manera exponencial y a partir de ella se han ido creando delegaciones territoriales que posibilitan trabajar de manera más cercana tanto con las familias, como con las diferentes administraciones locales y autonómicas. Además, por todo el territorio estatal han ido surgiendo otras asociaciones y entidades de apoyo a esta realidad: Fundación Daniela, Arelas, Transhuellas, TTCórdoba..,

En 2015 creamos entre 8 familias Chrysallis Euskal Herria, asociación que a principios de 2019 agrupa ya a más de 100 familias de Navarra, Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y Lapurdi (en el Estado francés), y se presenta ante la sociedad con un nuevo nombre: Naizen, referente por su labor y sus aportaciones no sólo en Euskal Herria, sino en todo el Estado español e incluso en el ámbito internacional.

La labor que se está realizando desde las asociaciones de familias es inmensa: ofreciendo acompañamiento a las familias, trabajando con las instituciones para conseguir cambios administrativos y legislativos, visibilizando esta realidad y divulgando información a través de los medios de comunicación, creando recursos… Su fuerza es arrolladora y la razón de ello la expresan muy bien las palabras de Ares Piñeiro, hombre transexual y activista: “Antes éramos hombres y mujeres luchando por nuestros derechos. Ahora son padres y madres peleando por sus hijos e hijas. Y eso, eso no hay quien lo pare”.

Ares Piñeiro

“Antes éramos hombres y mujeres luchando por nuestros derechos. Ahora son padres y madres peleando por sus hijos e hijas. Y eso, eso no hay quien lo pare”

La presencia de la transexualidad infantil en los medios de comunicación

La presencia de la transexualidad infantil en los medios de comunicación del Estado español ha sido en los últimos tiempos una constante, sobre todo tras la emisión del documental “El sexo sentido” de TVE en 2014. La campaña de Chrysallis Euskal Herria de 2017 “Hay niñas con pene y niños con vulva” fue otro punto de inflexión en la socialización de esta realidad. Además, los medios informan cada vez con mayor conocimiento y respeto.

Si hace 10 años nadie hablaba sobre transexualidad infantil, a día de hoy, en todos los hogares del Estado español se ha escuchado en uno u otro momento algo sobre esta realidad, lo que hace que madres y padres tengan alguna referencia que, si es su caso, les posibilite escuchar a sus hijas e hijos.

Si añadimos a ello tanto los recursos de acompañamiento que ofrecen las distintas asociaciones y ya algunas administraciones públicas, como la bibliografía y los recursos didácticos de que se empieza a disponer y la información que se encuentra a través de internet, el panorama para las familias que a día de hoy tienen que gestionar esta situación es mucho más halagüeño que el de aquellas familias que hace 10 años no tenían nada y aun así decidieron caminar adelante sin red.