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Yo soy Ekhi

Desde siempre he sabido que soy una niña. Mi familia siempre lo ha respetado.

Yo soy Ekhi

Desde siempre he sabido que soy una niña. Mi familia siempre lo ha respetado.

Sobre mí

Yo soy Ekhi y desde siempre he sabido que soy una niña. Mi familia siempre lo ha respetado. En la escuela me siento muy a gusto. Al salir de la escuela hago ballet, street dance, piano e inglés. Cuando tengo tiempo libre suelo estar con mis amigas, tengo muchas y me lo paso muy bien con ellas.

Yo tengo una familia muy grande, mi padre y mi madre no viven juntos, pero estoy muy contenta con los dos. Por parte de ama están amama Esti, aitite Peru, las tías Eider y Jone, el tío Pello, un primo, Euri, y una prima, Sua. Sua tiene un año y le quiero mucho. Por parte de aitaren amama Maria Elena, aitite Patxi, las tías Oiane y Argi y los tíos Zigor y Joseba y cuatro primos, Aimar, Eneko, Irati y Asier.

Estoy muy contenta con la familia que tengo.

Ama de Ekhi

Alaitz

Vestidos, faldas; collares, diademas; coletas, pelo largo; maquillaje, tacones; muñecas, bolsitos; sirenitas, princesas; hello kitty, hadas; baile, brillos, color rosa y fucsia… todo esto le ha gustado a mi hija desde que era muy muy pequeña.

Ekhi nación el 8 de marzo hace ya casi 11 años. Cuando estaba en mi tripita el ginecólogo nos dijo que tenía pene… venía el segundo chico. Entonces, el color azul volvió a adueñarse de nuestra casa, todo preparado para cuando Ekhi naciese. Gilen tendría su hermanito.

Pasaron los días, las semanas, los meses, los años, y los gustos de Ekhi no coincidían con los que se esperaba de un chico. Y qué decir de sus dibujos… sirenitas, chicas y princesas, todas ellas con el pelo MUY largo, con flores, corazones… ¡Una y otra vez los mismos dibujos! ¡Todos iguales!

Ekhi empezó muy pronto a hablar, y bien bonito además, en euskara:

– Ama, si tengo pito, ¿siempre seré un chico? ¿Y eso no se puede cambiar? ¿Siempre seré chico?

«Recuerdo perfectamente aquel día, como si fuese hoy. Estábamos cerca de casa, cruzando el paso de cebra y su manita agarrada a la mía. Ekhi tenía dos años, pero sus preguntas no eran las de un peque de dos años. Recuerdo muy bien su mirada, sus ojos oscuros, su preciosa carita.»

– Ekhi, tú tienes pito y eso no se puede cambiar. Tienes pito, cariño, y por lo tanto siempre serás un chico.

«Sus ojos no querían ni creer ni aceptar lo que le estaba diciendo su amatxo.»

– Pero amatxo…

«Las preguntas se repitieron una y otra vez, hasta que Ekhi se cansó de escuchar siempre la misma respuesta. Ekhi tendría cuatro años. Eran las vacaciones de Semana Santa y estábamos en Catalunya. Allí en un pequeño pueblo, en un pozo donde se echan monedas, pedimos cada uno un deseo.»

– Yo quiero tener muchas novias -dijo Gilen.
– Ama, yo quiero ser chica -me susurró Ekhi al oído.

«En aquel momento empecé a llorar. Estaba rota, emocionada, triste, asustada… sabía, sentía, que había llegado el momento de ‘hacer algo’.»

– ¡Esto no es un capricho de Ekhi! ¡Ya vale! ¡Estoy cansada y asqueada de que mi peque salga llorando de las tiendas porque quiere comprarse vestidos y faldas! ¡No puedo más! ¡Mi peque no puede más! ¡Nuestra ignorancia no puede hundir su futuro!

«‘EKHI ES UNA CHICA’. Tan simple y tan complejo a la vez.»

Hace tres años, para decir eso, hicimos una charla mágica en la escuela, con la ayuda de Aingeru Mayor. Allí nos juntamos hombres y mujeres, mayores y jóvenes; nuestra familia, amistades, compañeros de trabajo, conocidos y desconocidos, compañeros de la asociación Errespetuz, gente del pueblo y de fuera… Recuerdo el calor que hacía. Recuerdo cuánto reímos y lloramos… Y cuánta gente nos juntamos… 250 o así…

Ekhi es una niña alegre, feliz, viva, adorable, lista, soñadora, buena amiga, artista, bailarina, habladora y euskaldun, que el 8 de marzo cumplirá 11 años; a veces es un “hada Mari Matraka”, y otras veces una niña con mal genio… pero es mi HIJA, mi TESORITO, mi REGALO. Gilen tiene una HERMANA preciosa y su nombre es Ekhi.

Ekhi, ¡te quiero hasta la luna y vuelta!

Abuela de Ekhi

Amama Esti

¿Qué puedo contar de Ekhi?

Recuerdo cuando la llevé por primera vez a la peluquería, para dar forma a esa melena incipiente que por fin estaba consiguiendo. Que pelea la tuya, maitia, cuántas lágrimas derramabas en cada corte de pelo…

Todavía recuerdo la ropa que vestías, aquella sudadera de lunares con la flor pinchada en la pechera.
Estabas preciosa… eres preciosa.

Te acompañé aquella primera vez y lo seguiré haciendo hasta mi último aliento.

Acaso hasta Madrid, si hiciera falta, para conseguir ese tu sueño de ser bailarina de ballet. Seguro que Igor Yedra también nos acompañaría.

Para mi, printzesa, ya lo has conseguido!!!

Eres una luchadora y una campeona.

Con cariño, amama.