Me llamo Yerik. Tengo 10 años y me encanta hacer parkour.
Este año está siendo el más importante para mí por el tránsito que estoy haciendo. Hace muy poco me llamaba Yara pero no me sentía a gusto con este nombre.
Me llamo Yerik. Tengo 10 años y me encanta hacer parkour.
Este año está siendo el más importante para mí por el tránsito que estoy haciendo. Hace muy poco me llamaba Yara pero no me sentía a gusto con este nombre.
Hace diez años, al nacer, pensamos que Yerik era una niña y le llamamos Yara. Pero en casa, muy pronto, caímos en la cuenta de nuestra equivocación. Supimos y comprendimos que era un niño, un niño con vulva.
Con tan solo dos años y medio ya verbalizó “Yo soy un nene”. Decía “Yo soy como Eneko”, su profesor por aquel entonces, al que admiraba, y nos repetía que de mayor quería ser como Eneko. No le gustaba la ropa femenina, jugaba a juegos tipificados como “de niños”, y en los juegos simbólicos asumía siempre papeles masculinos.
En todos estos años y tras superar las dudas iniciales, hemos respetado siempre sus ritmos, sin tratar de imponer nada, dejando que se mostrara y comportara como sentía, como niño.
Empezó a vestirse como lo que se sentía, como lo que es, como un niño.
En los juegos se ponía nombres de chico y a los siete años nos preguntó si podía cambiarse de nombre, pero no solo para jugar, sino para siempre.
Había una convicción permanente en sentirse niño y pertenecer al sexo masculino. Él ha marcado sus tiempos y nosotros nos hemos limitado a acompañarle, arroparle, comprenderle y quererle. Dándole total libertad en sus formas y pensamiento, como cualquiera de nosotros que nos expresamos como lo que somos y nos sentimos en nuestra vida.
Hace poco nos expresó que lo que quiere es poder ser un niño más y llamarse Yerik. Y es que, en realidad… ¡Yara siempre fue Yerik!
Esta aventura está siendo algo mágico y para nada traumático. Estamos viendo como nuestro hijo está pudiendo ser quien es y cómo se cumplen sus deseos. Y nosotros nos sentimos muy orgullosos por la valentía que está mostrando al enseñar al mundo quien es.